miércoles, 22 de septiembre de 2010

Ballena Franca Austral


Este cetáceo – mamíferos, fue declarada Monumento Natural por una ley Nacional del Gobierno Argentino. Se identifica fácilmente por las callosidades que se forman en su cabeza y labios, elemento no presente en otra clase de ballenas

En estos callos se instalan crustáceos y parásitos.
Gracias a investigaciones se sabe que las poblaciones del hemisferio norte y el hemisferio sur no se mezclan, aunque la ballena austral frecuenta los océanos Indico, Pacífico y Atlántico.
La especie carece de aleta dorsal en el lomo pero posee una aleta caudal que la distingue. Su color es negra pero existen y han existido avistajes de especimenes blancos, esto es a causa de problemas dérmicos similares al albinismo.



Posee dos respiradores dorsales que le permiten exhalar el aire a través de un soplo o presión de los pulmones que pueden lanzar un chorro en forma de “V” hasta 3 m de altura, tiene la costumbre de realizar espectaculares saltos sobre la superficie del mar. Se especula que estos saltos pueden ser parte de un código de comunicación o de una suerte de actividad lúdica.

El buceo de la ballena suele durar unos 4 o 5 minutos aunque pueden llegar a permanecer sumergidas 40 minutos. Generalmente, no avanzan más allá de los 150 m de profundidad.
Sus principales zonas de alimentación se ubican en cercanías de la Antártida pero para reproducirse buscan aguas tranquilas y más templadas. En la región patagónica, la zona por excelencia de reproducción de las ballenas francas son los golfos que rodean la Pensínsula de Valdés.
Entre fines de abril y principios de mayo, comienzan a llegar los primeros ejemplares a los golfos Nuevo y San Jorge, en la Península de Valdes, alcanzando su número máximo en septiembre/octubre, para desaparecer las últimas, hacia fines de diciembre. Durante estos meses, sucederá la copula, el parto y el cuidado del ballenato, las madres sobreviven gracias a una importante reserva adiposa, ya que su principal alimento, el plancton marino (krill}, no puede hallarse en éstas aguas. Solo disponen de algunas larvas de langosta del fondo marino, para recuperarse volverán al mar antártico en donde cosumirán una tonelada de krill por día.

El ballenato  nace de cola (de otra forma se ahogaría durante el parto) y es llevado a la superfice inmediatamente por la madre. Suele haber cerca otra ballena, que ayuda en el parto, o simplemente ayuda evitando que se acerquen potenciales predadores. A partir del nacimiento, la madre y su cría se desplazaran juntos. Al nacer, el ballenato pesa unas 5 toneladas que se duplican a la semana. Se alimenta de la leche materna muy rica en grasa, lo que le permite crecer a un ritmo de 3,5 cm por día. La cría de la ballena tiene una piel bastante clara que se va oscureciendo con el tiempo.

Las ballenas alcanzan su madurez sexual a los 8 o 9 años. Pueden llegar a vivir unos 50 años, teniendo una cría cada tres años, ya que la gestación dura un año y otro año más, la lactancia. En la península de Valdés se han identificado más de 1.200 individuos, aunque solo un 15% de ellos vuelven una vez al año, especialmente, las madres con sus crías y algunos machos. Pero la población en la penísula de Valdés esta creciendo a un promedio anual de 7,5%.


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